Volviendo al 56, el urbanismo "Blitzkrieg", va de viviendismo

 


Hace unos días en el programa de la Sexta, Al Rojo Vivo, uno de los tertulianos dijo: "¡Se ha de poner en marcha un urbanismo relámpago!". Y creemos que ya sabemos a qué se refería, era al Blitzkrieg.

Blitzkrieg o guerra relámpago, conocida por su nombre alemán, es el nombre que recibe una táctica militar que tiene como fin el desarrollo de una campaña rápida y contundente con el objetivo de culminar con una clara victoria, evitando por lo tanto la posibilidad de una guerra total y el desgaste que supone en términos de vidas y de recursos. Se trata de una táctica de ataque que consiste de un bombardeo inicial, seguido del uso de fuerzas móviles, atacando con velocidad y sorpresa para impedir una defensa coherente.

Esa rapidez o la necesidad de resolver el problema de la vivienda saltándose todo tipo de obstáculos, procedimientos, criterios, determinaciones y pegas ya sabemos que solo puede traer un damnificado, el medio urbano, concretamente su sostenibilidad y su integralidad. Así que nos hemos animado a realizar el decálogo del Urbanismo Bliztkrieg que será con el que se pretenda reducir a añicos todo lo conseguido en favor del Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado hasta el momento.

Vamos con las 10 primeras medidas que seguro que se les han pasado por la cabeza a los viviendistas relampagistas:

1. Eliminación de cualquier estándar de vivienda de protección pública, ni estándar dotacional, ni zonas verdes, ni educativas, ni sanitarias, ni culturales, ni deportivas, nada, ¡Hace falta dar jamón!

2. Esta es más un flashback. Nula exigencia de sistemas generales, los locales a lo sumo y ya si eso…

3. Reducción al 0% de la participación de la comunidad en las plusvalías y luego, si eso, también se revisa la cesta de tributos.

4. Innecesaridad de garantizar el derecho de realojo, como mucho la pasta y calle.

5. Vamos a agilizar el proceso. Nos olvidamos de la Evaluación Ambiental Estratégica, la participación ciudadana y los procesos de exposición al público y alegaciones, ¡Pisando el acelerador!

6. ¿Qué no hay…. Agua, energía, telecomunicaciones, saneamiento…? Non ti preoccupare, lascialo…

7. Aquí no tiene que opinar nadie de fuera del municipio, que todo quede en casa.

8. Que no hay sostenibilidad económica para la haciendas municipal, pues que se imprima más dinero o que se lo den al Ayuntamiento.

9. Que nadie pueda tumbar un plan urbanístico por ningún motivo, ¿Qué es eso de que alguien pueda…?

10. Informes, perspectivas, estudios, no hacen falta ninguno, ¡Qué ya sabemos que hay que hacer!

¿A qué se os ocurren más medidas de aligeramiento del sistema?

Estamos seguros que de implantarse habría muchos aplaudiendo con las orejas y otros diciendo que no hace falta llegar tan lejos, pero que hay que moderar este desmadre “intervencionista”, para rematar diciendo ¡Con lo bien que estábamos en … con el modelo del 56! (luego edulcorado en 1976).

El problema es que ya sabemos el resultado de aquellas medidas. Aquel estado de emergencia social y urbana con un problema acuciante en los polos económicos de concentración humana, para lo que fue necesaria una campaña rápida y contundente con el objetivo de culminar con la provisión de vivienda, aunque lo que quedaba como edificio y fuera del edificio fue un desastre que costaría décadas recuperar ¿A que os suena la cantinela?

Nuestra historia, la del urbanismo español, es una historia de pequeños pares de apriete a la tuerca de la transformación del suelo, que aunque al final se han acumulado, y ahora hay quienes quieren seguir apretándola hasta reventar la tuerca, mientras que los otros quieren soltarla tanto que no apriete nada. Y ahí en medio estamos todos.

¿Habrá una defensa coherente de lo que tenemos y hemos alcanzado?

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