[V-S] 4 Crecimiento residencial y realidad demográfica

Los incrementos residenciales y demográficos más allá de la lógica, soluciones inviables e insostenibles.



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En los posts anteriores de esta serie os hemos planteado una serie de cuestiones en relación a la viabilidad y sostenibilidad de las actuaciones en suelo urbano (La relación de ingresos y costes de las actuaciones a corto y a largo, la cuantificación residencial en cuanto a mecanismo de viabilidad, los límites al crecimiento de la Ordenación del Territorio, la afección al resto del término municipal de crecimientos espacialmente acotados, la adecuación geográfica para nuevos crecimientos y la pertenencia de la patrimonialización de dichos crecimientos). En este post traemos otras dos cuestiones que no son sino la plasmación una vez más de la “negación del problema”. La mayoría de los crecimientos residenciales están sujetos y justificados sobre un supuesto de crecimiento demográfico, el cual tozudamente insiste en “no producirse” y sobre lo que no interesa preguntarse, ni tampoco sobre los efectos que producirá el acaso trasvase demográfico entre poblaciones, en un perverso “ande yo caliente, ríase la gente”.


Como sabemos, en la actualidad cuantificación residencial se define de acuerdo con el Decreto 4/2016. Pero más allá del cumplimiento o no de la determinación legal (que no es que sea elegible), nos preguntamos si esta solución tiene sentido, si es viable en el sentido de factible, y si es sostenible.


Nos preguntamos si hasta la fecha no son pocas las actuaciones urbanísticas en las que, ante situaciones de degradación del tejido urbano (social, económico o medioambiental), se ha optado por la estrategia de sustitución de viejo por nuevo con incremento de viviendas, cuyos resultados aparentes parecen satisfacer los anhelos de muchos y calmar las conciencias de no pocos. Pero, ¿cuáles son las verdaderas consecuencias de este tipo de actuaciones?, y habida cuenta de que en la mayoría de los casos han sido actuaciones puntuales (aunque reiteradas), ¿es posible aplicar está técnica al resto de tejidos?, ¿Cuáles son las consecuencias?, ¿en la misma calle, barrio, ciudad, comarca o área funcional?


Resulta evidente que las edificaciones y las urbanizaciones tienen una vida útil, aunque quizás debido a que dichos periodos son relativamente largos nos cuesta verlo. Quizás sea esta circunstancia la que nos lleve a pensar que no sea un problema tan grave, ni acuciante (sin bien, en la actualidad se están comenzando a ver los primeros síntomas del paciente).


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Por otro lado, la cuantificación residencial ha sido un mecanismo de cierto control y articulación de la oferta de vivienda, que no siendo perfecta, ha garantizado ciertos equilibrios territoriales entre municipios y permitido satisfacer la demanda generada por el crecimiento poblacional, poniendo cierto coto a las tentativas de atraer demanda de población a costa de los territorios contiguos, mediante la oferta desproporcionada de vivienda.


Pero, ¿qué pasaría si ante una situación problemática y para poder lograr la viabilidad económica de las actuaciones a gran escala o incluso a nivel de ciudad, el incremento residencial excediera de las previsiones demográficas?, ¿cuáles serían las consecuencias para el resto de municipios?, ¿existirían compradores suficientes de viviendas que sufragaran los costes masivos de las operaciones viejo por nuevo?, ¿sería una carrera de el último que arree entre municipios? Hasta ahora, no se ha aceptado con carácter general el crecimiento residencial por encima de las previsiones demográficas, ¿se admitirá para las actuaciones de rehabilitación y regeneración?


Pongamos un ejemplo significativo para ver los efectos, Bilbao.




  • Parque residencial (2015): 161.000 viviendas (fuente EUSTAT)

  • Edad media de los edificios residenciales: 50 años (fuente EUSTAT)

  • Plazo de sustitución: 100 años

  • Suponiendo una sustitución proporcional, en cada año de los próximos 50 años habría que sustituir 1600 viviendas que cumplirían 100 años.

  • Suponiendo que son precisas al menos 2 viviendas nuevas por cada vivienda derribada, habría que ejecutar, además de las 1600 de reposición,  3200 viviendas anuales nuevas.

  • Sin embargo, las previsiones demográficas aconsejan, según la fórmula de las DOT, establecer la oferta máxima en 1000 viv/año (y el mínimo en 500).


A todas luces, una estrategia de renovación que garantice la viabilidad económica mediante la técnica de sustitución de manera masiva y sistemática se antoja inviable e insostenible. ¿Resultaría racional suponer que cada año aparecerían 7.400 habitantes nuevos ([500 + 3200] × 2) en Bilbao, cuando su crecimiento poblacional lleva estancado los últimos 20 años con una levísimo decrecimiento?




[caption id="attachment_4682" align="alignnone" width="700"]evolucion gran bilbao fuente: EUSTAT y wikipedia[/caption]

Pero más aún, supongamos que el municipio de Bilbao lo hiciera y su sobreoferta se colocara en el mercado, ¿qué pasaría con los municipios contiguos del Bilbao metropolitano?.


Y adicionalmente ¿Qué pasaría si aplicásemos esta pauta en todos los municipios que también están aquejados de las mismas problemáticas? (en el área metropolitana del Gran Bilbao se ha producido un lento decrecimiento demográfico en los últimos 30 años a razón de 1500 hab/año) ¿de donde van a salir los futuros nuevos habitantes que comprarían todas esas nuevas viviendas que pagaran los procesos de sustitución puntuales, progresivos, masivos, participados, impuestos, en pendiente, en llano, en zona industrial, en zona residencial, degradada, media o boyante?


Resulta evidente por “sí mismo” que esta cuestión no es un problema del urbanismo, sino un problema de modelo o conducta generalizada de todos y cada uno de nosotros. El modelo urbanístico de sustitución resulta inviable e insostenible y en todo caso debe ser excepcional, pero muy excepcional.


Ante este panorama os proponemos, cuando menos, empezar a explorar nuevos conceptos, instrumentos y pautas, como la revisión del criterio de viabilidad de las de las actuaciones sobre el medio urbano, donde se imponga una nueva concepción, un redireccionamiento de los objetivos y medidas que puedan reducir la desigualdad y hacer un planteamiento serio y escalable (acaso mediante un plan) que permita acometer las necesidades inminentes y a medio plazo de los tejidos urbanos.


En los próximos posts nos detendremos en este nuevo criterio para las actuaciones sobre el Medio Urbano y su vínculo con la sostenibilidad integrada. Hasta pronto.



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Comentarios

  1. JOSE MANUEL MARTINEZ IRANZO24/1/17, 12:27

    En primer lugar Álvaro, mi mas sincera enhorabuena por todos estos "post" que por lo menos a mí me deleitan cada vez que los leo no solamente por lo riguroso de un trabajo impecable sino también porque casi al 100% responde a lo que opino al respecto que por otra parte no es sino lo derivado de la aplicación del sentido común y del análisis de los datos que expones. Efectivamente, la sostenibilidad y viabilidad de las actuaciones en el medio urbano no solo son fruto del encaje de unos números de aprovechamientos basados en valoraciones de manera tal que para sufragar el incremento de gastos que supone la puesta a punto de unas infraestructuras y servicios acorde con los estándares actuales de la sociedad del bienestar se equilibre con un aumento de los aprovechamientos lucrativos; porque ese aumento debe ser absorbido por el mercado actuante ( demanda) para que esos números realmente se produzcan; o bien, si la actuación se considera necesaria como consecuencia de objetivos y criterios no exclusivamente económicos sino "sociales" ( que evidentemente debieran ser excepcionales), entonces es cuando deben entrar en funcionamiento los instrumentos previstos en la legislación de la cooperación administrativa vía subvenciones o similar aunque todavía no haya salido el reglamento que estipule la forma de hacerlo ( y que por otra parte también debieran tenerse en cuenta para paliar esos gastos extraordinarios para la colectividad con lo que entraríamos en un círculo vicioso que de igual manera no podría ser solventado)

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