La guía ciudadana de regeneración y renovación urbana integrada [3/7]
3/ LOS BENEFICIOS DE LA REGENERACIÓN Y RENOVACIÓN
URBANA INTEGRADA
No hay duda que la Regeneración y Renovación urbana integrada aporta toda una serie de beneficios muy superiores a cualquier otro tipo de intervención en la ciudad existente, por cuanto que supone una puesta al día y mejora de todos esos barrios y ámbitos urbanos que fueron realizados en el pasado y que, estando agotados o están a punto de llegar a ese punto, requieren de una intervención.
La clave para la identificación
de los beneficios que trae consigo la Regeneración y Renovación urbana
integrada reside en su objetivo. Por un lado la necesaria actuación sobre todos
los edificios para garantizar las condiciones de seguridad (conservación),
habitabilidad (ahorro energético, de agua, de calidad del aire y condiciones de
salubridad), accesibilidad universal (eliminación de barreras y
discriminaciones) y ornato público, de tal manera que se garanticen una calidad
de vida óptima tanto para vivir (residencia), trabajar (edificios productivos)
y disfrutar (edificios dotacionales y de equipamientos privados). Sí, porque la Regeneración
y Renovación urbana integrada no solo es residencial y permite la intervención
en todo tipo de espacios y ámbitos, todos igual de necesarios y prioritarios.
Pero la Regeneración y
Renovación urbana integrada va más allá de los edificios y construcciones porque
permite reducir o paliar los problemas de diseño urbano con los que fueron
realizados todos esos barrios y grupos residenciales, así como todos esos
polígonos industriales y espacios comerciales obsoletos. Este tipo de
intervención permite casi todo, por ejemplo desde eliminar edificios para
construir otros nuevos, disponer de nuevos espacios públicos y zonas verdes,
hasta construir nuevos edificios públicos o privados, que permitan paliar esos
déficits, en algunos casos históricos.
Pero la Regeneración y
Renovación urbana integrada no se conforma con esas cosas clásicas del
urbanismo, basadas en el “ladrillo” y el “bordillo”, van aún más allá.
Los urbanistas hemos
negado durante mucho tiempo a incorporar otras cuestiones o soluciones a otros
problemas que ser producen en nuestras ciudades, barrios, polígonos industriales
y parques empresariales, al no reconocer que muchas de sus problemáticas, en
ocasiones, no se corresponden con nuestra visión del medio urbano o con
nuestras capacidades. Ello ha supuesto, reforzados por el modo de actuar de las
administraciones mediante “cajas estancas”, que las inversiones realizadas en
el pasado no hayan sido todo lo óptimas que hubieran sido deseable. Ante esa
realidad la Regeneración y Renovación urbana integrada permite superar esos
problemas e incluir en una misma acción las intervenciones sobre los edificios,
toda la urbanización, los programas y costes sociales, económicos y
medioambientales que sean necesarios para recuperar y mejorar un determinado
ámbito urbano residencial, industrial y terciario.
Por otro lado, este tipo
de intervenciones generan todo un conjunto de mejoras cuyo primer e inmediato
reflejo es la revalorización de todos los bienes, derechos y edificios, de
todas las propiedades, públicas y privadas. Sin embargo, una visión miope del
urbanismo ha impedido que pudieran ser reconocidos dichas revalorizaciones y
plusvalías y todo se dejaba para las cuestiones de los impuestos (IBI,
transmisiones, IVA y otros), pero que siempre se producían mucho tiempo
después. Esto ha llevado a que los beneficiados por estas actuaciones nunca hayan
pagado por ellas, siendo práctica común que sus costes se socializaban al ser
pagadas por las administraciones a través de todo tipo de mecanismos y medidas,
generalmente mediante subvenciones y gasto directo de esas administraciones.
Esta ha sido y es una
práctica injusta e inequitativa, pero propia de la picaresca que nos
caracteriza. Sin embargo, la Regeneración y Renovación urbana integrada permite
arreglar esas injusticias e inequidades, de tal manera que quienes nos
beneficiemos de manera directa tengamos que pagar lo justo por ello, lo que nos
corresponde por nuestro derecho de propiedad que no puede permanecer ajeno por más
tiempo de sus deberes asociados. Para poder reclamar justamente los derechos que
tenemos, tenemos que estar dispuestos a cumplir con nuestros deberes (no debe haber lo uno sin lo otro).
Esta nueva forma de
reconocer los beneficios y, por tanto, los deberes asociados con ellos, entre
otros el deber de pagar los costes de estas intervenciones, implica una nueva forma de ver las cosas.
Se llama sostenibilidad en su sentido pleno y no solo ambiental. Si como ciudadanos queremos
disfrutar de nuestro medio urbano actual mejorado, no podemos hacerlo a costa
de enviar impactos a las generaciones futuras o escondiendo los efectos de
nuestras acciones de hoy.
Por eso necesitamos la Regeneración y Renovación urbana integrada, porque permite recuperar y mejorar lo que ya tenemos, generando beneficios sobre los bienes inmuebles, sobre las condiciones sociales, económicas y medioambientales que nos permitan vivir mejor, pagando lo que nos corresponde para poder disfrutar un medio urbano cohesionado, competitivo y ambientalmente mejorado, y sin que traslademos impactos de todo tipo a las futuras generaciones.
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