El talón de Aquiles de las Agendas Urbanas, la financiación

El talón de Aquiles es una expresión que se emplea para referirse a la parte débil o vulnerable de una persona o cosa. Basado en el mito del nacimiento de Aquiles, cuya madre, intentando hacerlo inmortal en el rio Estigía, lo sostuvo por el talón derecho para sumergirlo en la corriente, por lo que ese preciso punto de su cuerpo quedó vulnerable, siendo la única zona en la que Aquiles podía ser herido en batalla.

Esta expresión viene pintiparada en relación a la financiación de uno de los instrumentos que están en boca de tantos, las “invencibles” Agendas Urbanas sujetas por esas administraciones que tratan de sumergirlas en el torrente de los fondos europeos, pero que, a su vez, nos muestran precisamente su punto de debilidad crítico y que puede hacer caer a estos “Aquiles” de la intervención urbana moderna.

Recientemente hemos tenido ocasión de acceder a una publicación de los Profesores Maria Ángeles Huete García y Rafael Merinero Rodriguez “La Agenda Urbana. Un instrumento de política pública para las ciudades” (2021, Ed. Los libros de la catarata, Madrid). Por su interés reproducimos el apartado dedicado a LA ADMINISTRACIÓN CON CAPACIDAD SUFICIENTE PARA RESPONDER A LOS RETOS QUE SE PLANTEAN. COMPETENCIAS, HABILIDADES Y RECURSOS (págs. 71 a 74).

“Capacidad en términos de recursos disponibles para desarrollar la tarea. Autonomía financiera

Es un aspecto recurrente que la falta de recursos financieros adecuados a nivel nacional y subnacional obstaculiza el potencial para una mejor gestión de la urbanización. Las propuestas que se realizan al respecto a la financiación se encuentran en coherencia con las relativas al saber hacer, y su propósito se circunscribe a la creación de instrumentos financieros a que se destinen específicamente a asuntos urbanos y que facilitan el acceso por parte de las ciudades a los mismos. A este respecto, Ferry et al. (2018) señalan que un modelo integrado debe combinar diferentes fuentes de financiación como medio para fomentar y facilitar la inversión combinada en el territorio.

Como lo indica Cohen (2016) para la NAU, las recomendaciones reflejadas en ella deben ir acompañadas de recursos financieros que realmente garanticen el cumplimiento de las promesas hechas por los gobiernos nacionales y locales. En este sentido, un objetivo a largo plazo debería ser emprender reformas significativas en las finanzas urbanas, fortalecer los ingresos y aumentar su acceso a los mercados nacionales e internacionales. En el mismo sentido, dentro del ámbito de la UE existen planes para simplificar el uso de fondos y crear mayores posibilidades de combinarlos (Comisión Europea, 2017).

Si tomamos como referencia la NAU, entre sus propuestas se establece el acceso a recursos económicos por parte de las autoridades locales a través de marcos de financiación integrados. Junto con esto, la NAU propone la necesidad de mejorar la autonomía fiscal de las ciudades. Por su parte, la UE aboga por el uso de fuentes externas de financiación por parte de las autoridades locales o el desarrollo de instrumentos como Jessica. En el caso español, existe un impulso para diversificar las fuentes de financiación a través de diferentes áreas de la política pública, alejándose de las fuentes de financiación que dependen de la dinámica urbanística. La escasa atención prestada a proporcionar a los municipios sus propios instrumentos fiscales en el caso de España es coherente con el modelo de gobernanza multinivel, donde los gobiernos regionales han tendido a acumular poderes y recursos en detrimento de los gobiernos locales. Por lo tanto, los gobiernos de las comunidades autónomas de España han tendido a centralizar los recursos y los poderes con respecto a las ciudades a nivel regional, a pesar de los esfuerzos y las presiones de los gobiernos locales (Wollmann, 2012; Pradel, 2016)”.

No cabe duda que la intervención sobre el medio urbano debe ser sostenible e integrada, que debe venir precedida de un análisis, de unos indicadores, de un procedimiento de garantías de derechos, de un proceso participativo, de una identificación de agentes, de una colaboración y/o coparticipación, de un no dejar a nadie atrás, de toda el conjunto de ideas, conceptos, expresiones que circulan por doquier. Pero todo choca contra un muro, la financiación o mejor dicho “¿Esto cómo se paga?". Dejémonos de eufemismos terminológicos de financiación, ya que habitualmente no se habla de préstamos, sino de subvenciones a fondo perdido.

¿Cómo deberían adquirir recursos las administraciones locales para, hipotéticamente, poder desplegar estas/sus Agendas Urbanas?

El texto lo apunta, 1) o tienen una autonomía fiscal plena y, por tanto, pueden establecer los impuestos locales que quieren con total libertad (no parece que puedan, ni quieran en un escenario de competencia fiscal), o 2) Hay una trasferencia de recursos del Estado o la Comunidad Autónoma acordes a la escala del reto (que tampoco parece que sea el caso si debe hacerse de manera igualitaria y masiva para todos los municipios).

Obsérvese como el texto nos ilustra en su discurso con todo el conjunto de conceptos y relaciones causales:

  1. “la falta de recursos financieros adecuados a nivel nacional y subnacional obstaculiza el potencial para una mejor gestión de la urbanización”.
  2. “las recomendaciones reflejadas en ella deben ir acompañadas de recursos financieros que realmente garanticen el cumplimiento de las promesas hechas por los gobiernos nacionales y locales”.
  3. “la NAU propone la necesidad de mejorar la autonomía fiscal de las ciudades”.
  4. “En el caso español, existe un impulso para diversificar las fuentes de financiación a través de diferentes áreas de la política pública, alejándose de las fuentes de financiación que dependen de la dinámica urbanística”.

Ergo, si no hay derivación de recursos supramunicipales a los Ayuntamientos (acordes a la escala del problema) y si no hay autonomía fiscal plena de los Municipios, entonces se plantea que se vaya a diversificar las fuentes de financiación ¿de qué tipo de financiación se está hablando? ¿Préstamos o subvenciones? Y de ahí a la victimización y consecuente parálisis tras la ejecución de las medidas sustantivas de la Agenda Urbana respectiva.

El pasaje muestra con total crudeza el talón de Aquiles de las Agendas Urbanas y, en parte, la huida de los instrumentos urbanísticos que proponen (aquí llamadas dinámicas urbanísticas). De ahí el choque y contraposición que hemos señalado en más de una ocasión en este blog.

Las Agendas Urbanas están supeditadas totalmente a la existencia de recursos públicos para acometer las “promesas” contenidas en ellos, donde no existe la posibilidad de afectar al patrimonio del ciudadano y mucho menos su propiedad. Justo lo contrario que esas “demoniacas” dinámicas urbanísticas que todos abjuran, precisamente porque operan mayormente con recursos "no públicos" y obligan a otras formas de intervenir y negociar.

Nos tememos que las Agendas Urbanas tendrán un escaso recorrido y como se recoge en la Ilíada, Héctor profetiza la muerte de Aquiles a manos de Paris y de Apolo en las puertas Esceas, pero no se detalla el modo en que se producirá. Nosotros tampoco nos atrevemos a señalar como se producirá la caída de las Agendas Urbanas, pero su talón de Aquiles está ahí a la vista.

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