Cinco preguntas para identificar el ‘REGENWASHING’
Parafraseando a Jorge Berezo en el blog Ethic,
10 años después de la promulgación de la L3R, cada vez son más las entidades
que deciden sumar sus esfuerzos para contribuir a desarrollar actuaciones de regeneración
urbana. Al menos, eso dicen:
¿Cómo saber si los esfuerzos son
reales o se trata de un lavado de imagen y que no siguen aplicando las viejas
recetas de siempre?
Ante la profusión de programas, datos y proyectos que
proclaman ser actuaciones de regeneración urbana (en pocos casos integrada)
sorprende que, tras una lectura detenida y analítica esas iniciativas, resulte difícil
saber qué las distingue de los mecanismos tradicionales de las de intervención sobre
el medio urbano.
Por ello y al igual que existen cuestionarios para denotar el “Greenwashing”, planteamos las 5 cinco preguntas que facilitan identificar el concepto que ya acuñamos hace un tiempo de “Regenwashing” y qué rasgos permiten atribuir, de manera conforme con la ley, la condición de actuación de regeneración y renovación urbana.
Vamos allá.
1. ¿Cuál es
el alcance de la actuación?
¿La actuación solo rehabilita -uno o
varios edificios- o además reurbaniza, demuele, edifica de manera conjunta e
incluso reordena el suelo donde es preciso?
2. ¿Cómo se
costea todo ese alcance?
¿La administración costea parte de la
rehabilitación y la totalidad de la reurbanización o es de manera sustantiva
con cargo al deber de conservación del derecho de propiedad?
3. ¿La
participación es facultativa o es obligatoria?
¿Todo se basa en la liberalidad de los
afectados, permitiéndose los “freeriders”, o todos los que están dentro de una actuación están
obligados a contribuir?
4. ¿Cómo se
articula urbanísticamente la actuación?
¿Se hace mediante autorizaciones
individuales a particulares y obras públicas a cargo de la administración o se
realiza a través de un Plan Especial de Regeneración Urbana y con técnicas urbanísticas?
5. ¿Cómo se
reparten los costes de la actuación?
¿No hay reparto más allá de las cuotas
de comunidad -porque no hay costes colectivos más allá de la propiedad- o se
realiza mediante distribución de costes e ingresos en función del incremento de
valor que tiene cada propiedad?
Si en alguna de las preguntas has contestado con la primera parte de las respuestas, estas ante una actuación de “Regenwashing”. No obstante, es cierto que las aportaciones públicas son puntuales, casuales o forman parte de un plan de financiación de algunas intervenciones necesarias a corto plazo, es decir, la actuación es financieramente sostenible a la escala del problema que se enuncia (rehabilitación edificatoria), pero no del problema real que tenemos delante (el mantenimiento y reposición de la ciudad, regeneración urbana).
Ahora, que lo sabemos ¿Creéis que será posible afrontar las actuaciones de regeneración y renovación sobre el medio urbano sin hacernos más trampas al solitario?
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