No son los edificios, “¡Es la ciudad, estúpido!"

¿Seguimos sin leer el ODS 11 Ciudades y Comunidades Sostenibles?



En la campaña electoral de Bill Clinton de 1992 se hizo famosa una de las frases ("Es la economía, ¡estúpido!") acuñadas por su estratega James Carville. Aquel eslogan sirvió para poner el acento (y ganar unas elecciones) en la necesidad de redirigir su acción política a lo verdaderamente esencial, frente al foco en la política exterior que pretendió situar George Bush.

Sirva la paráfrasis de aquel eslogan para de la misma manera llamar la atención sobre los verdaderas metas del ODS 11 (Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles), porque parece que nos estamos perdiendo en el camino.

Según el propio documento de la ONU Hábitat, el mundo cada vez está más urbanizado. Desde 2007, más de la mitad de la población mundial ha estado viviendo en ciudades, y se espera que dicha cantidad aumente hasta el 60 % para 2030.

Las ciudades y las áreas metropolitanas son centros neurálgicos del crecimiento económico, ya que contribuyen al 60 % aproximadamente del PIB mundial. Sin embargo, también representan alrededor del 70 % de las emisiones de carbono mundiales y más del 60 % del uso de recursos.

La rápida urbanización está dando como resultado un número creciente de habitantes en barrios pobres, infraestructuras y servicios inadecuados y sobrecargados (como la recogida de residuos y los sistemas de agua y saneamiento, carreteras y transporte), lo cual está empeorando la contaminación del aire y el crecimiento urbano incontrolado.

El organismo de las Naciones Unidas para los alimentos, la FAO, advirtió de que el hambre y las muertes podrían aumentar de manera significativa en las zonas urbanas que no cuentan con medidas para garantizar que los residentes pobres y vulnerables tengan acceso a alimentos.

  • La mitad de la humanidad, 3500 millones de personas, vive hoy en día en las ciudades y se prevé que esta cifra aumentará a 5000 millones para el año 2030.

  • El 95% de la expansión de los terrenos urbanos en las próximas décadas tendrá lugar en el mundo en desarrollo.

  • Actualmente, 883 millones de personas viven en barrios marginales y la mayoría se encuentran en Asia oriental y sudoriental.

  • Las ciudades del mundo ocupan solo el 3% de la tierra, pero representan entre el 60% y el 80% del consumo de energía y el 75% de las emisiones de carbono.

  • La rápida urbanización está ejerciendo presión sobre los suministros de agua dulce, las aguas residuales, el entorno de vida y la salud pública.

  • Desde 2016, el 90% de los habitantes de las ciudades respiraba aire que no cumplía las normas de seguridad establecidas por la Organización Mundial de la Salud, lo que provocó un total de 4,2 millones de muertes debido a la contaminación atmosférica. Más de la mitad de la población urbana mundial estuvo expuesta a niveles de contaminación del aire al menos 2,5 veces más altos que el estándar de seguridad.

Y para ello se establecen unas metas concretas: 

  1. De aquí a 2030, asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales
  2. De aquí a 2030, proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y las personas de edad
  3. De aquí a 2030, aumentar la urbanización inclusiva y sostenible y la capacidad para la planificación y la gestión participativas, integradas y sostenibles de los asentamientos humanos en todos los países
  4. Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo
  5. De aquí a 2030, reducir significativamente el número de muertes causadas por los desastres, incluidos los relacionados con el agua, y de personas afectadas por ellos, y reducir considerablemente las pérdidas económicas directas provocadas por los desastres en comparación con el producto interno bruto mundial, haciendo especial hincapié en la protección de los pobres y las personas en situaciones de vulnerabilidad
  6. De aquí a 2030, reducir el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, incluso prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro tipo
  7. De aquí a 2030, proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad
    • a) Apoyar los vínculos económicos, sociales y ambientales positivos entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales fortaleciendo la planificación del desarrollo nacional y regional
    • b) De aquí a 2020, aumentar considerablemente el número de ciudades y asentamientos humanos que adoptan e implementan políticas y planes integrados para promover la inclusión, el uso eficiente de los recursos, la mitigación del cambio climático y la adaptación a él y la resiliencia ante los desastres, y desarrollar y poner en práctica, en consonancia con el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, la gestión integral de los riesgos de desastre a todos los nivelesc 
    • c) Proporcionar apoyo a los países menos adelantados, incluso mediante asistencia financiera y técnica, para que puedan construir edificios sostenibles y resilientes utilizando materiales locales

Alguna vez hemos comentado que muchas veces parece como si los urbanistas fuéramos el think tank de los fabricantes de cemento y ladrillos. La solución arquetípica es la que conlleva un alto consumo de cemento, el viejo dicho de obras son amores...

En la larga cita hemos podido ver que el ODS 11 se centra sustantivamente en aquello distinto de la edificación: servicios básicos adecuados, accesibilidad y transportes, urbanización inclusiva, mitigación y adaptación climática, calidad del aire y residuos, zonas verdes y espacios públicos seguros y accesibles.

Sin embargo, ¿qué se ve en las actuaciones sobre el medio urbano que se programan? Solo vemos rehabilitación edificatoria por doquier (que no es que no haya que hacerla) y alguna operación puntual sobre la urbanización. Pero por lo que podemos constatar, el ODS pone el foco en otras acciones y tampoco es un objetivo para el 31 de diciembre de 2026 (fecha final de facturación de los Next Generation), es la necesidad de un cambio de óptica y operativa, incluso más allá de 2030.

Por ello y al igual que en la campaña de Clinton de 1992 entendemos que la acción pública debe reenfocarse en las cuestiones urbanísticas y como hizo Carville quizás tengamos que poner una pizarra con los siguientes tres puntos para siquiera mirarlos de reojo:

  1. Cambio vs. más de lo mismo.

  2. Es la ciudad, estúpido.

  3. No olvidar las personas.
La famosa pizarra de James Carvile



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