[iE]: la gestión del urbanismo ciudadano: 6B, París (12/14)

Catalizadores culturales, vacíos urbanos y Ecobarrios en la regeneración urbana.


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De Liverpool nos hemos venido a la ciudad de la luz, más concretamente a Neaucité en París.


Ubicado entre el canal de Saint-Denis y el río Sena se encuentra el catalizador cultural llamado 6B, el cual ha permitido generar una nueva centralidad y atractivo sobre un barrio que pasaba por ser un vacío urbano más, derivado de la obsolescencia industrial postcrisis. Pero antes de llegar al presente demos unos pasos atrás.


Debido a su ubicación estratégica, el remate de tierra que se conoce como Neaucité ha tenido múltiples usos a lo largo de la historia. Inicialmente como lugar de defensa, actividad mercantil en cuanto a navegación de ribera y caminos de sirga, molinos de agua, etc. Pero fue en 1844 con la llegada del ferrocarril que conectaba con la zona minera al norte de Paris, cuando aquel tejido tuvo su mayor transformación mediante la implantación de los usos industriales que duraron hasta el año 2000, cuando la multinacional ALMSTOM ceso en su actividad de transformación del acero. A partir de aquel momento y tras la adquisición de los suelos por parte del grupo promotor Brémond se abrió una oportunidad a su transformación urbana.


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Pero dicha transformación no resultaría tan fácil como pudiera parecer. Por un lado, la crisis inmobiliaria y por el otro la ausencia de un elemento activador en el ámbito, propiciaron la postergación de la actuación. Es importante señalar que aunque el grupo Brémond desarrolla su actividad en zonas difíciles y degradadas, siempre lo hace mediante intervenciones que vayan en consonancia con los activos de la zona, de forma que cada proyecto “entre en resonancia” con el resto de usos y actividades que se den dentro de la operación, y en el caso de Neaucité este era quizás el mayor problema, que no había ese elemento catalizador.


Así hasta el año 2009, cuando el arquitecto Julien Beller les planteó la posibilidad de reutilizar el conjunto edificatorio de los años 70 llamado 6B. Para ello y mediante un alquiler “social” les planteo la posibilidad de ir ocupando progresivamente los 7 000 m2 construidos del edificio con la implantación y desarrollo de actividades culturales y sociales que permitieran reactivar la zona y dotarle de un atractivo. Desde entonces han conseguido que sus 160 locales y talleres estén ocupados por artistas, músicos, arquitectos y otras formas de expresión cultural alojando a un total de 300 personas, pero mucho más interesante, dotando al barrio de un centro y un carácter, hasta el punto de que el 6B ya no va a ser demolido, al haberse integrado en el Ecobarrio de 700 viviendas que se está desarrollando desde el año 2012.


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El éxito del 6B se basa en la capacidad de sus ocupantes de desplegar sus actividades y en la conservación del espacio, eso sí, con la complicidad de un promotor privado que analiza los mecanismos que activan la revitalización de un barrio y que por mucho que se plantee bajo los más elevados estándares medioambientales y constructivos, sabe que eso no es garantía de éxito.


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Paralelamente, la viabilidad del 6B se logra por su condición de asociación sin ánimo de lucro (según la Ley francesa de 1 julio de 1901 sobre acuerdos de asociación y su Decreto de desarrollo de 1901) cuya finalidad es la promoción y desarrollo de las actividades innovadoras en los ámbitos cultural, artístico y social, incluso proporcionando los espacios de trabajo, encuentro, intercambio y para eventos, y por otro lado, mediante las distintas fuentes de financiación tales como cuotas de asociación (3 tipos), alquileres sociales (10 euros mensuales por estudio), una subvención pública (actualmente 240.000 euros anuales para gastos de mantenimiento), una contribución municipal, los ingresos de la “cantina” (menú de 6€), y los eventos y festivales que se desarrollan en los múltiples espacios comunes interiores y exteriores, como el “la fábrica de sueños” o las noches de música electro. No obstante, en la actualidad el consejo rector de la asociación está tratando de llegar a un acuerdo para adquirir la propiedad del edificio (aunque se estima que los costes de rehabilitación necesarios rondan los 5M€), condicionado a que sus actividades prosigan y mantengan el atractivo para el nuevo desarrollo, por lo que, aunque pueda suponer una pérdida económica o una carga para la actuación urbanística, el grupo Brémond lo reconoce como un activo necesario para la vitalidad del Ecobarrio y la revalorización de sus activos inmobiliarios (la gente no solo comprará/irá al barrio por su ubicación junto al Sena y el canal, la calidad constructiva o medioambiental de sus edificios –es un barrio de cubiertas verdes-, sino por la calidad de vida del mismo).


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A la vista de la evolución del barrio y del comportamiento del promotor nos preguntamos:




  • ¿Sobrevivirá esta iniciativa a las tensiones extractivas de beneficios o serán capaces de asumir el beneficio/carga que supone por parte del promotor y la comunidad para mantener el atractivo y el espíritu del barrio?

  • ¿Se puede evitar o resulta necesaria la competencia entre tejidos urbanos para su conservación y mejora?

  • ¿Qué papel juegan nuestros activadores culturales (públicos y privados) a escala urbana?


Como siempre si os apetece dar una vuelta por este espacio de arte dinámico y que mantiene el pulso vital del barrio, podéis pinchar aquí.


Próxima estación, reflexiones, circo y restauración en Chapito, Lisboa

Comentarios

  1. JOSE MANUEL MARTINEZ IRANZO5/12/16, 20:16

    MUCHAS GRACIAS, ALVARO POR MOSTRARNOS EJEMPLOS DE INICIATIVAS QUE demuestran hasta que punto la cooperación entre la administración y la promoción privada, lo público y lo privado pueden tener intereses comunes en revitalizar determinadas actuaciones que simplemente con el cálculo aséptico de un informe de viabilidad económica de la actuación hubiera resultado evidentemente insostenible e inviable. Pero es evidente que para ello ha de haber por un lado una administración pública que se implique y una iniciativa privada que sepa ver un rendimiento no inmediato pero si a medio plazo.

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  2. Hola José Manuel:
    Nuevamente muchas gracias por tus comentarios. Los ejemplos de la serie de post la gestión del urbanismo ciudadano se centran más bien en la superación de nuestro concepto dual de intervención urbanística (privada o pública), para hacer un hueco a lo que se ha venido a llamar el tercer sector. En Europa adopta distintas formas como has podido ver en los ejemplos mostrados hasta ahora. Desde los CLT, a las entidades de gestión en ámbitos urbanos, de los gestores de ocupación temporal de locales y suelos, hasta las entidades caritativas o sin animo de lucro, de las asociaciones vecinales y hasta la acción particular de algunos ciudadanos en pro de la comunidad y el común. Todo ello de una manera eficiente, sostenible y autogestionada en muchos casos, sin la pretensión del lucro inmobiliario privado o la acción pública.

    Resulta revelador, que estos conceptos abren una nueva concepción de la actuación urbanística en si, ya sea en cuanto su alcance, objetivos, metodologías, implicaciones de los actores y sobretodo el comportamiento ciudadano.

    A nosotros nos parecen envidiables y por eso los mostramos, quizás con la esperanza de que el mensaje cale y superemos nuestra dualidad anquilosante.

    Sin más, te invitamos a que veas los ejemplos que tenemos pensados mostrar en los próximos días. Un saludo, Alvaro.

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