[nU] Planeamiento, sostenibilidad, materiales y residuos

    El urbanismo también tiene la capacidad de contribuir a la economía circular.

“La materia es energía, por lo que  ni se crea, ni se destruye, se transforma y sobretodo no se tira en un vertedero.

Esta entrada ha sido elaborada por Mar Basagoiti y Álvaro Cerezo

Frente a la tradicional economía lineal de usar y tirar a la que estamos acostumbrados, la economía circular propone imitar los flujos de la naturaleza en donde nada se desperdicia y los ciclos productivos se rigen por los principios de la eficiencia y de la sostenibilidad. Una sostenibilidad que, desde el punto de vista físico medioambiental aplicado a nuestro entorno, podría decirse que se basa en los siguientes objetivos: Disminución del consumo y mejora de la eficiencia energética, la reducción del consumo y recuperación del agua y la progresiva disminución de la necesidad y consumo de materias primas y de generación de residuos.

En esta ocasión abordaremos el último apartado, el binomio materias primas/residuos, para el que resulta imprescindible abordar el concepto de la economía circular que se puede resumir en: “valor por residuos cero, a través del diseño”.

Para ello, hemos de ser capaces de presentar el residuo como un bien o subproducto que funcione como recurso, analizando comparativamente y de manera integral los impactos y costes de producción, transporte, ejecución, uso y deconstrucción, facilitando así su re-inserción en el proceso productivo.

Qué duda cabe que vincular el crecimiento económico (actuación urbanística) del uso de recursos y de su impacto, abren la perspectiva a la necesidad de reflexión sobre cómo debe ser el crecimiento sostenible duradero. Debemos asumir que las intervenciones urbanizadoras y edificatorias precisan de materiales y generan residuos, más concretamente residuos de construcción y demolición (RCDs), pero quizás la cuestión sea cómo se hace dicho consumo y dicha generación, ¿Cómo un proceso lineal e infinito de digestión/defecación o cómo parte de un proceso de bucles ramificados donde los productos y residuos son reutilizados, reciclados y reciclables, generando constantes cadenas de valor y reducción de los impactos medioambientales?

Hasta el momento, el urbanismo y la edificación se han caracterizado por anteponer el desarrollo, a la evaluación de cómo se hace ese desarrollo en el momento de la transformación o su retransformación. Pero basta mostrar unos simples datos objetivos para observar la incidencia del consumo de materiales y generación de residuos en nuestros tipos habituales de obras:


Nota*: Ratios estimativos basados en la experiencia y en varias fuentes bibliográficas, sin computar tierras y rocas naturales.

Resulta evidente que desde la óptica global de consumo de materiales y gestión de residuos el impacto medioambiental es notorio y el margen de mejora aún mayor. ¿Cuánto podríamos mejorar si simplemente aplicásemos las disposiciones legales vigentes (residuos, Ley 22/2011, Decreto 112/2012) y las mejores prácticas de diseño (consumo de materiales, Cradle To Cradle -C2C-) para reducir dicho impacto y generar valor? Por tanto, ¿Qué podríamos plantear desde el planeamiento o el urbanismo?

De igual manera es evidente que la priorización de la regeneración urbana frente a los procesos de sustitución (edificación y urbanización) permite mejorar sustantivamente los impactos medioambientales, pero tampoco nos podemos quedar ahí. ¿Y si identificáramos el territorio transformado o por transformar como un banco de materiales en el marco de un conjunto de cadenas de valor?

Como ejemplo de este concepto de cierre de ciclo de materiales, la región de Flandes ha realizado una apuesta importante al dotar de cuerpo legal a esta línea de trabajo mediante la aprobación del «Decreto, de 23 de diciembre de 2011, sobre la gestión sostenible de los ciclos de los materiales y de los residuos de Flandes» y el «Decreto, de 17 de febrero de 2012, por el que se adopta el Reglamento flamenco de gestión sostenible de los ciclos de los materiales y de los residuos (VLAREMA)». Bajo este marco normativo, Flandes pretende sentar las bases, establecer los criterios y adoptar todo tipo de medidas tendentes a resolver las distintas variables que pueden afectar a la viabilidad de este nuevo sector de actividad.

Pero en nuestro ámbito más cercano también disponemos de documentos de referencia que establecen los objetivos ambiciosos y ¿alcanzables? hacia una economía circular: Plan de Prevención y Gestión de Residuos de la CAPV 2020, establece los siguientes objetivos concretos para los RCDs:

  • Incrementar la recogida y separación selectiva de residuos al menos hasta un 75% y la preparación para la reutilización, el reciclado y la valorización de residuos hasta un 60% para 2020.
  • En concreto sobre los RCDs se establecen los siguientes objetivos específicos:
    • Limitar al máximo la eliminación de los RCDs y el transporte a otras CC.AA. limítrofes.
    • Incrementar la recogida y separación selectiva de RCDs hasta un 65% en 2016 y un 75% en 2020.
    • Incrementar el reciclaje de los RCDs de un 60% para 2016 a un 70% para 2020 (excluidas las Tierras y rocas no contaminadas, LER 17.05.04).

¿Cómo lograr que dichos objetivos se cumplan? Aquí van unas ideas:

Materiales

  • Obligatoriedad de introducir productos reciclados y reciclables al final de su vida útil en las urbanizaciones y edificaciones, por parte de los productores/promotores (criterios de compra pública verde, CPV).
  • Fijación de porcentajes de peso de materiales reutilizados, reciclados y reciclables.
  • Establecimiento de la preceptividad de criterios de diseño basados en el ensamblaje, uniones secas, estandarización, prefabricación e industrialización.

Residuos

  • Aplicación del principio de segregación y jerarquía en la gestión de los residuos resultantes para no reducir su capacidad de reciclabilidad.
  • Establecimiento de fianzas económicas en todo tipo de obras e indistintamente de su titularidad (pública o privada) para propiciar la garantía de la gestión de residuos (RCDs).
  • Señalamiento de la prohibición de gestionar mediante eliminación o vertedero de los residuos resultantes desde el planeamiento.
  • Señalamiento del impedimento de exportación de residuos que puedan tratarse/valorizarse dentro del territorio para fortalecer la economía local y evitar que los esfuerzos de valorización se pierdan por razones de mercado.

Sin embargo estas ideas no serán posibles sin la colaboración y la corresponsabilidad de todos: Administraciones, agentes económicos y sociales, desde las empresas hasta la ciudadanía.

"Dentro de unos años miraremos hacia atrás y nos preguntaremos por qué tardamos tanto tiempo en cambiar de chip"

Startup Circle Economy, Klaske Kruk.


Comentarios